sábado, 23 de noviembre de 2013

Una nepali de cuerpo entero (o casi)

Escribir un post después de más de dos meses en Nepal te facilita una buena retrospectiva de todas las experiencias que has vivido en ese intervalo de tiempo. El problema es, nuevamente, lo subjetivo del tiempo, cómo condensar lo que para mí, ha sido más de un año de vida en aparencia...

Debido a su orografia viajar por Nepal es muy complicado, en muchos casos para hacer 170 kilómetros puedes llegar a tardar casi nueve horas en uno de los buses locales. El Terai, la región sur de Nepal es la zona con más densidad de población, se podría decir que es una extensión de la India, de hecho, mucha gente habla hindi y no nepali (nota: el hindi y nepali tienen la misma transcripción y muchas palabras son parecidas). En cuanto empiezas a ascender el paisaje y la gente cambian completamente. Aunque en Nepal, la mezcla de etnias (además de las castas ya que es mayoritariamente hinduista) es una de sus principales características, en el norte, lo que mas abundan son tibetanos, familias enteras que tras la invasión de China cruzaron la frontera y se asentaron en las montañas, así como los sherpas y la etnia tamang (cuyas facciones son mas parecidas a las mongoles con ojos más rasgados).
Lo mejor sin duda aparte de las increíbles vistas de las montañas son la gente: amables, sonrientes y muy hospitalarios.

Los primeros días me quede en kathmandu en una guest house con unos dueños super majos y aparte de empezar a investigar la ciudad, estuve de relax total descansando después de los intensos días en India. Antes de empezar el proyecto en la Ong, me fui a Bandipur, un pueblo perdido en un valle a medio camino entre kathmandu y pokhara. La llegada fue un poco odisea porque el bus de kathmandu me dejo en la carretera en donde en teoría tenia que coger otro bus que me llevaria a Bandipur. Como no podia ser de otra manera no apareció ningun bus asi que empece a andar cuesta arriba con toda la solana. Después de mas de una hora por fin llegó un bus (lleno de gente) y tuve que ir casi colgada en la puerta de entrada, ahi me dio un bajon de tension (desde que estuve enferma me habia quedado un poco floja) y me metieron dentro en un asiento. En cuanto llegue, Vania un chico super majete me invitó a comer en su guest house: comida casera, cuarto en la azotea con super vistas y vida en familia con el y su mujer Sunita, con charlas geniales por la noche, paseos y caminata de horas hasta un pueblo sacado de un documental de la 2 bordeando los valles....Para empezar mi vida en Nepal no estuvo nada mal!

Después de cuatro días perfectos, con una despedida la noche anterior con dos neoyorquinos hablando hasta las tantas en la azotea estrellada con cervezilla fresquita, volvi a Kathmandu. Durante tres dias tuve el curso de formación de la ong con otros voluntarios: budismo, hinduismo, cultura e idioma nepalies y, por supuesto, la planificación de mi proyecto.

En algunas ocasiones me he sentido de vuelta en mi Erasmus, haciendo grupo con Max, Emilie y Angela de Francia y UK. Después de estar un mes viajando me apetecía volver a vivir algun tiempo en un sitio y, sobre todo, volver a trabajar en un proyecto. Todos los voluntarios viviamos en familias en la zona donde se desarrollaba el programa: Jitpur Phedi, un distrito a nueve kilómetros de Nepal. Mi familia vivia concretamente en Thulagaun una de las comunidades del distrito.

Poder vivir con una familia y conocer de cerca su forma de vida ha sido una de las mejores experiencias que he tenido.

En Nepal normalmente se suele llamar a las personas por hermana/o, padre, madre dependiendo de la edad y el tipo de relación que tengas. Desde el primer momento ya tenia un padre y una madre nepalies (ama y bwua), una abuela, cuatro hermanos,  un perro, una tortuga,  un conejo, una cobaya y una vaca....si! Parece un párrafo sacado de "Mi familia y otros animales" de Durrel.

Alrededor del 80% de los nepalies viven de la agricultura y la ganadería. Las tierras suelen pasar de padres a hijos por tanto son de propiedad privada aunque también hay tierras comunales del Gobierno.
Por ley, las mujeres pueden ser propietarias de tierras pero no suele funcionar en la práctica. Una de las razones (por lo que pude averiguar) es que las mujeres en cuanto se casan (la media está entre 18 y 21 años) entran a formar parte de la familia del marido y, por tanto, para preservar la unidad de la propiedad familiar las tierras pasan a manos de los hijos.

Todas las mañanas me levantaba a las 6.30 de la mañana y me tomaba mi te con leche (soy verdaderamente adicta). Mientras, mi ama cocinaba el dal bhat (arroz con lentejas) y tarkary (verduras con especias). Entre mi nepali y su ingles haciamos por entendernos y asi estabamos de charleta mientras la ayudaba a cortar la verdura o fregar los platos. Es muy curioso como cortan las verduras, con un hocin en vez de con cuchillo, sentadas en el suelo y apoyando el mango con el pie. A veces también aparecía la abuela: su cara surcada de arrugas cuenta una historia de muchísimo trabajo, ahora se dedica a descansar y pasa la mayor parte del tiempo en casa. Me acuerdo una mañana que estaba tamizando las lentejas y la empecé a ayudar: me soltó un discurso en nepali del cuál entendí tres palabras pero me rei, se rio y así pasamos el rato.
Antes de irme a trabajar se reunia toda la familia y comiamos el arroz con verduras. Esta riquisimo,  es muy sano y nutritivo pero reconozco que al principio cuesta meterse ese plato a las 9 de la mañana (más de una vez me acordé de mi pan con tomate y queso fresco que suelo desayunar....). Por cierto comer con la mano (la derecha, que la izquierda esta reservada para otros usos...y yo soy zurda!) me encanta!

Desde el primer momento me involucre mucho en la familia intentando pasar tiempo con ellos: desde ir a plantar verduras como pelar las mazorcas de maiz a cortar hierba (en donde me picaron dos sanguijuelas que asco!!). En esos momentos constate algo que ya sabia: tengo cero idea del campo pero eso si me encanta vivir en el!!!.

Las semanas pasaron volando en una pseudo rutina metida de lleno en la comunidad aunque los viernes solia ir a kathmandu a por una cerveza y una ducha caliente.

Después de cuatro años desde el proyecto de Tanzania, me alegre un monton de volver al terreno tanto en India como aqui, en Nepal. Desde luego no quiero idealizar la ayuda en terreno ni las Ongs que estan dentro del proceso: es un mundo de grises con claros y oscuros. A nivel personal es siempre una experiencia, me fui de alli llena de imagenes y de muchas lecciones aprendidas, una vez más te vuelves a sentir pequeña y no dejas de pensar en el mundo al que supuestamente perteneces lleno de falsos ornamentos....

La ong con la que colaboré lleva casi siete años en la Comunidad realizando un proyecto de desarrollo integral, abarcando areas desde la salud y educación hasta la puesta en marcha de una cooperativa de mujeres y planes de generación de empleo y talleres de formación.  En términos generales, el planteamiento es bastante bueno porque parten de una concepción de dar formación y herramientas facilitando la puesta en marcha de iniciativas de mejora pero centrando a las personas del lugar en los protagonistas de su propio desarrollo.

Mi proyecto principal fue iniciar una evaluacion para medir el trabajo de la ong sobre el terreno. Para ello, mi compi Lila y yo preparamos un cuestionario y fuimos de casa en casa preguntando a las mujeres. Gracias a ello pude conocer su forma de vida, sus familias y hacerme una foto del entorno: brutal!!!. Ademas, dimos un taller de derechos humanos y género y un cursito de inglés (en un granero, sin duda, el mejor entorno del mundo!!).

Y, de repente, unas pequeñas raices aparecieron uniendome con este país.

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