lunes, 9 de diciembre de 2013

Sonrisas intercambiadas

Si hay algo que definen estos seis meses son las sonrisas pero no sólo las que aparecieron en mi cara sino las que fui intercambiando a lo largo de estos meses con casi todas las personas que fui encontrando en mi camino.

Recuerdo ir paseando por algún pueblo de India o Nepal y ver a alguna mujer u hombre y que, de manera espontánea, intercambiasemos un pedazo de nuestro ser a través de ese movimiento muscular que a veces parece tan difícil, simplemente eso, una sonrisa y nada más, pero cuántas cosas caben dentro de ella!

Hice este viaje por todo y por nada y no esperaba aprender y mucho menos enseñar, pero, al final, en las cosas más pequeñas y sencillas siempre hubo una reflexión y un pensamiento que he ido guardando todos estos meses, pero que, al mismo tiempo, no me han hecho cambiar ni encontrarme a mi misma. Desde luego no vine para eso, toda la vida jugaré conmigo al pilla pilla pero de eso se trata, del camino a recorrer, que siempre sea el mejor posible, plagado de sonrisas.

Aunque sea el último de mis posts en este viaje, otros se abrirán en el futuro puede que mentales o que sean el fruto de conversaciones con la gente que más quiero, pero desde luego esto sólo ha sido el fin del principio.

Namaste!

domingo, 8 de diciembre de 2013

Routadas e Mais Reencontros

Despues de que mi padre se fuese pasé varios días en Lumbini, lugar del nacimiento de Siddartha Gautama Buddha. Aunque no alcancé la iluminación, una bombilla se encendió en mi cabeza y de un día para otro decidí volver a Kathmandu y unirme al grupo de voluntarios (por cierto españoles e italianos) que iban a empezar un proyecto en Taluwa, un distrito en la zona del Everest.

Harian falta muchos post para describir todas las sensaciones: viaje en jeep (para poder llevar todos los materiales y porque las condiciones de la carretera son horribles) de dos días por paisajes increíbles, enferma del estomago durante dos dias, vivir en casas de familias nepalies sacadas de cuento hechas de adobe, con la cocina en un agujero en el suelo, duermiendo en prácticamente tablas de madera y algun dia en el suelo, duchandonos en un pilón al estilo nepali (vas desnuda con una especie de camison que se ata en el pecho, todo un espectáculo!), visitando las escuelitas y las casas de las mujeres en las que participe en el primer diagnóstico sobre sus condiciones de vida (tras mi experiencia en la otra comunidad mi labor principal fue dar una formación a los voluntarios sobre la cooperativa que se quería formar, los training a las mujeres...) Lo mas raro fue compartir ese mundo y vivencias con un grupo de españoles con los que, en un contexto surrealista te ponías a hablar de las cosas cotidianas de tu país. Una vez más conoci a gente maravillosa y tuve como compas "de piso" a un español y un italiano con los que siempre acababa llorando de risa! La despedida en un pueblo cercano (cuyo desplazamiento a pie también fue una odisea) fue el tipico birreo espa-italiano-nepali diurno-nocturno.... (como era casi mi cumple acabaron cantandome feliz cumpleaños en todos los idiomas incluido nepali...)

Y de repente, faltaban dos semanas para volver a España....y tuve, el día de mi cumpleaños uno de los mejores regalos que podría tener: la visita de la Su. Que una amiga tuya y además tu compañera de piso durante tres años en Madrid, viva contigo parte de las experiencias que has tenido durante todos estos meses es un verdadero regalo, que, durante una de tantas charlas le diga: ¿Te acuerdas cuando decidí pedir la excedencia y estábamos en la cocina de casa en una de tantas cenas? Pues aquí estamos en Nepal el lugar adónde me condujo mi elección (palabra que este año ha cobrado un significado muy especial para mí adquiriendo una trascendencia vital).

Y las dos gallegas viajando por Nepal y perdiendonos por las montañas (esta vez hicimos el treking de Gorephani-Poon Hill ampliando el circuito y yendo hasta uno de los pueblos en donde empieza la ascensión al campo base del Annapurna). Las vistas del Annapurna y Dwaliguiri, dos ocho miles fue increíble...y si a la Su la dejase sola se subia al Everest!!!

Después del treking descansamos en Pokhara poniéndonos las botas tanto de comida como de cervezas. Como echaré de menos esos bares mirando al lago de Pokhara hablando de todo y todos!

A medida que pasaban los días veiamos cercano el final y la verdad que las sensaciones eran raras, una mezcla de felicidad presente y miedo al futuro....poder tener a una amiga como ella en mis últimos días ha sido otro regalo inesperado y otro recuerdo imborrable.

Sólo me quedan tres días aqui e intento absorber todo como una esponja, mañana, mi última noche en Nepal la pasare en la Comunidad para tener una verdadera despedida...sólo quedará un post para cerrar estos seis meses pero cuántos otros se abrirán en el futuro!!

Su, gracias por compartirlo!

viernes, 6 de diciembre de 2013

Reencuentros con la tercera fase ;)

Una noche de mayo estando yo de cañas con mis padres, me soltaron la bomba: mi padre vendría a verme a Nepal! Por supuesto, me dio mucha pena por mi madre que no podía pedir vacaciones en esa época y bueno, tampoco es el tipo de viaje con el que se sentiría más cómoda. Me console pensando en los vermuts futuros que nos gusta tomar a solas cuando disfrutamos del placer de una charla madre hija..

En ese momento, veía octubre como un mes muy lejano, pero, de repente, pasaron cinco meses y llegó el día en que mi padre aterrizaria en Nepal: un 18 de octubre aparentemente prosaico pero que para mí fue algo muy especial.

Mi pobre padre además de llevar cuatro vuelos encima, tuvo que soportar más de dos horas de espera para hacer el visado....así que ahí estaba yo con mi café y mi cigarro intentando vislumbrar su cabeza entre la multitud sin resultado. De repente, apareció y bueno, que deciros de los abrazos de los padres y madres): auténticos, completos y reconfortantes (y a mi, que los abrazos me parecen unas de las mejores cosas de este mundo).

Viendo la cara de mi padre que decia claramente: "sacame de aqui ya..."cogimos un taxi para ir a dejar las cosas en la guest house.  El taxi que, (como la mayoria de vehículos en Nepal) debía de haber pasado su última ITV en los ochenta se disponía a arrancar cuando mi padre que iba delante empieza a buscar el cinturón....el taxista y yo muertos de risa claro....Sir, this is Nepal!!! (Aclara el taxista).

Cuando vi a mi padre mirar como loco por la ventanilla mientras íbamos dando algún que otro tumbo por la destartalada carretera, me vi a mi misma cuando llegué a India, cuando vivi una ensalada de sensaciones mezcladas con la pizca exacta de alegria y desconexion. Yo me sentía casi una nepali que enseña a un foráneo su ciudad. La comida posterior, riquisima y, sobretodo, las conversaciones, que, con tu padre, y en un contexto como Nepal siempre serán inolvidables.

Mi padre (al contrario que yo) le encanta planificarlo todo, es médico de vocación pero su hobby es preparar los viajes asi que teniamos un planning completo para los siguientes días y la verdad que todo salió a pedir de boca.

Durante los primeros días recorrimos Kathmandu,  Patán y Baktapur en una suerte de inmersión en la cultura religiosa del pais con sus miles de plazas y templos. Mi padre, al igual que yo, quedó fascinado por la efervescencia religiosa (que no fanatismo), los colores,  los olores,  la agitada vida en las calles....

Pero lo mejor estaba aun por llegar: el treking!! Para los que no lo sepan mi padre en su (primera juventud) hizo escalada y desde siempre ha sido un apasionado de la montaña contagiandonos al resto de la familia....Tengo muchísimos recuerdos de todas nuestras andainas por los alpes y pirineos, pero claro, ahora hablamos del olimpo de los montaneros: las cimas más altas del mundo y las vistas más espectaculares....

Como aperitivo, habíamos disfrutado de un amanecer increíble desde Nagarkot y unas vistas asombrosas desde Pokhara viendo el Machapuchara y el Annapurna entre otros....Pero el plato fuerte aún estaba por empezar.

El treking elegido fue Langtang: en seis días haces un espectacular recorrido subiendo desde los 1.300 hasta los 4.000 metros de altura.
Como ya nos habían avisado lo peor del treking era llegar hasta el punto de partida: Sabrubesy, un pueblo a 170 km de Kathmandu al que llegas en nueve horas en un bus local por pistas de tierra en medio, en alguno de los casos, de precipicios. En estos casos la mente puede ser una buena aliada, nos lo tomamos con calma y disfrutamos casi todo el viaje de la música nepali a todo volumen, el apelotonamiento de gente y algún que otro salto. El conductor desde luego habia sacado el carnet en la escuela de la vida, como manejaba el bus!

Me acuerdo perfectamente de la llegada al pueblo,  justo enfrente de la parada del bus habia una guest house en la cual nos dimos un festin de comida y una ducha caliente que nos dejó como nuevos.

Al dia siguiente nos esperaba la primera etapa: subir más de 1.000
metros de altitud hasta el Lama hotel. El paisaje empieza siendo bosque subtropical lleno de árboles frondosos siguiendo el curso del río, evidentemente si hay que ascender mil metros uno no puede esperar un camino plano y desde luego no lo fue: más de siete horas de cuestas empinadas muchas de ellas en forma de altos escalones de piedra. Si alguno ha leído El Señor de los Anillos (a mi no me gusta ese tipo de literatura pero este libro es un verdadero regalo) entenderá cuando hablo de la escalera de Cirith Ungol o que, de repente, apareciese a lo lejos en el valle Rivendel.

Para ser sinceros iba con un poco de miedo de poder aguantar tantas horas y días con pena de acabar resollando en algún recodo del camino, pero desde el primer momento empecé a gestionar bien el paso (lento pero seguro) y la respiración, además puse en practica una gran verdad: en la montaña llega un momento en que no subes con tus piernas sino con la mente.

En casi todos los trekings del himalaya hay muchas tea houses y lodges donde puedes quedarte a dormir o parar a comer algo y descansar. Dormir es muy barato pero la comida (y el agua) van subiendo de precio al mismo nivel que la altitud.

El segundo día abandonamos el bosque y empezó a aparecer un valle abierto con una vegetación yerma, los primeros yaks y las vistas de las montañas nevadas a lo lejos. Cuando llegamos a Langtang, nos fuimos a tomar un te y pan con queso (increíble) a una pequeña fábrica de quesos, aparentemente no se veía nada porque estaba el cielo completamente cubierto, pero a la mañana siguiente amanecimos con un cielo azul rodeados de montañas, no podría describir las sensaciones de ese momento, de la belleza de aquel paisaje. El resto del día hasta llegar a Kanjin Gomba, la última parada, ya a 4.000 metros, fue espectacular: senderos llenos de chortens (montículos de piedra de oración budistas) y estupas, mujeres tibetanas rezando por el camino, pastores de yaks y a lo lejos las montañas (Langtang Lirun entre otros) esperando nuestra llegada.

El lodge era una pequeña casita regentada por un señor tibetano y sus cuatro hijos. Esa noche (una de las mas frias llegamos a menos seis) la pasamos jugando a las cartas con sus hijos y tres españolas muy majas que conocimos alli. Recuerdo ir fuera a fumar un cigarro y pese a la oscuridad alcanzar a ver las montañas tan blancas, el cielo lleno de estrellas y sentirme como nunca antes me había pasado, tan lejos de todo.

El día siguiente, con otra mañana espectacular con todo completamente nevado y después de desayunar frente al fuego de la cocina, nos dispusimos a subir el Kenjon Ri cuyas vistas a 5.000 metros son increíbles. Empezamos a ascender despacio, en parte por la altitud, y en parte porque habia bastante nieve y en ocasiones hielo. Nos habían dejado unos palos y tengo que reconocer que hacian mucha falta! Me acuerdo, subiendo por la arista de la montaña, de pararme y volver la vista atras: no se escuchaba nada, solo el viento entre las montañas, la vista a mas de 4.000 metros era indescriptible y te sientes muy pequeña al observar las paredes de hielo de algunas montañas y su orgullosa presencia desde hacía tanto tiempo.

Alrededor de los 4.700 metros empecé a encontrarme un poco mareada y por prudencia (es uno de los síntomas de mal de altura) iniciamos la bajada. Normalmente recomiendan un dia de aclimatación y nosotros no lo habiamos hecho. El resto del dia lo pasamos caminando por la zona y haciendo hambre para zamparnos una de las mejores tartas de manzana que he probado en mi vida!!

Recuerdo uno de los días de la bajada en el que mi padre me dijo: ¿te das cuenta?son las ocho de la mañana y estamos caminando por en medio de un bosque en los Himalayas....

Supongo que todos y todas conocéis el buen sabor de la cerveza después de haber hecho un buen examen....o un buen treking....como colofon una super cena con gintonic en Kathmandu tras una llegada después de un bus en el que aún no sabemos como llegamos...

Este ha sido otro de los capítulos que siempre guardaré en mi mente, gracias compañeiro!