Como uno gestione su tiempo y, por extension, su vida, creo
que es la clave para poder alcanzar ese estado deseado por todos y todas que
llamamos felicidad, ademas, si vemos las cosas de forma positiva, las probabilidades
aumentan aun mas.
Despues de que mi abuelo postizo Shinda me dejase, me monte
en el bus que, despues de unas 7 horas llegaria a mi siguiente destino:
Daramshala situado en el Estado de Himachal Pradesh, cerca de Cachemira. El
bus, no voy a negar que fuese lo mas nuevo, comodo, limpio, seguro etc..., pero
de verdad que yo estaba feliz cuando me sente al lado de la ventana viendo
pasar todos los paisajes, gente y demas costumbres que, una vez mas, no te dejan
indiferente.
Por precaucion mi mochila estaba encadenada en el
pseudo-maletero situado encima de nuestras cabezas (todo lo de valor lo llevaba
en mi bolso a mi lado). Despues de unas 4 horas, el bus paro unos 10-15 minutos
en Pathankot, ultima ciudad al norte del Estado de Punjab, limitrofe con
Himachal Pradesh. Ana, una chica de Barna que tambien viajaba en el bus, bajo
conmigo, y compartimos ese estirar de piernas, la compra de fruta y agua, y
hacer de ropero una de la otra mientras, por turnos, ibamos a los aseos de la
estacion (en los cuales, sueles entrar de puntillas intentando no pisar, tocar
ni oler demasiado). Puede que hubiesen pasado 17 minutos, no lo sabemos…., pero
cuando nos acercamos a la darsena (todo estaba en el mismo vestibulo), el Bus
ya no estaba!!! Unos hombrecillos que andaban por ahi nos confirmaron que se
habia ido hacia unos instantes. Tras pasarse la cara de shock, la verdad que
nos lo tomamos con humor..., tras varias conversaciones, idas y venidas, un hombre nos aconsejo tomar el
siguiente bus que salia en direccion a Daramshala: no debiamos preocuparnos,
habia hablado con el conductor (que era su amigo) y nos guardarian las
mochilas.
Despues de otras 3-4 horas en los cuales empezamos a subir un monton
(Daramshala esta a casi 2.000 metros), el paisaje se torno mas verde, la temperature
empezo a bajar un poco, y las carreteras eran cada vez mas estrechas....Cuando
estabamos llegando a Daramshala, en medio de una cuesta, otro bus de las
mismas proporciones se cruzo con nosotros: nuestras mochilas iban en ese bus!!!
En dos minutos en los cuales la gente del bus nos insto a que bajasemos
rapidamente, iniciamos el rescate en plena cuesta, si lo veo, no lo creo!!!!
Y...estabamos en Daramshala. El pueblo en si no tiene nada, y
lo recomendable es subir un poco mas hasta Mac Leo otro pueblo en donde vive el
Dalai Lama y varios miles de refugiados tibetanos. El nombre de la guest house
no podia ser mas atrayente: Om Guest House. Al igual que muchas de las casas
del pueblo estaba construido en terraza, y nuestra habitacion daba al valle,
las vistas increibles, aunque muchos de los dias que pase alli estaba nublado,
incluso la niebla era todo un espectaculo.
Los casi cuatro dias que pase alli, fueron perfectos. La
gente tibetana tiene algo especial, irradian tranquilidad y, en general, mucha
simpatia. Los desayunos por las mananas en el bar del Hostel con musica zen y
vistas al valle han sido unos de los mejores de que recuerdo. Los paseos por el
pueblo en los que te parabas en cada tienda (habia varias cooperativas de
refugiados tibetanos que me interesaron un monton), los chais (tes), la visita
al templo budista, el museo tibetano (en el cual te explican todo el conflicto),
las comidas en el pequeno resturante tibetano, en donde una mujer hacia el pan
y probe un arroz con tofu increible!. El paseo nocturno hasta Badsu solo
iluminado por las estrellas, la caminata hacia Darankhot, la clase de
meditacion con un profe de Yoga genial, las cervecillas por la noche con Ana,
Julieta, Arianne, Sito y, por supuesto, mi amigo Jorge con todas nuestras
conversaciones trascendentales.
Nunca mis cinco sentidos estuvieron tan receptivos, y nunca
senti tanto, la eficiencia en la gestion de mi tiempo.